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¿Qué creía la Iglesia Primitiva acerca de la autoridad de las Sagradas Escrituras? ("Sóla Scriptura", que es el latín para referirse a las Escrituras como la única autoridad de inspiración divina.)

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Sandalled feet. Photo copyrighted. Courtesy of Films for Christ.

En el Siglo XVI, el movimiento de Reforma fue responsable de la restauración del principio de "Sóla Scriptura" a la Iglesia, principio que había estado operando en la Iglesia desde los mismos comienzos de la era post-apostólica.

En un principio, los apóstoles enseñaron oralmente, pero al cerrarse la era apostólica, toda la revelación especial que Dios quiso preservar fue cifrada en lo que conocemos como "las Escrituras". "Sóla Scriptura" es la enseñanza fundada en las mismas Escrituras que dice que sólo hay una revelación de Dios que el hombre posee en la actualidad, las Sagradas Escrituras, o la Biblia.

Por lo tanto, las Escrituras son materialmente suficientes, y por su misma naturaleza, (al ser inspiradas por Dios) la autoridad definitiva para la Iglesia. Esto quiere decir que no existe ninguna porción de esa revelación que haya sido presentada en forma de tradición oral independiente de las Escrituras. En la actualidad no tenemos ninguna enseñanza oral de los apóstoles. Por lo tanto, sólo las Escrituras registran para nosotros las enseñanzas apostólicas y la revelación definitiva de Dios.

Cuando comenzaron los errores- El concilio de Trento negó la suficiencia de las Escrituras.

El concilio de Trento en el siglo XVI declaró que la revelación de Dios no estaba contenida solamente en las Escrituras. Declaró que en parte está contenida en las Sagradas Escrituras y en parte en la tradición; por lo tanto, materialmente las Escrituras no eran suficientes.

Está fue la postura de la iglesia católica romana durante varios siglos después del concilio de Trento. Sin embargo, es interesante notar que dentro del círculo católico romano, en la actualidad existe un debate acerca de la naturaleza de la tradición. No existe una clara comprensión sobre lo que es la tradición en el catolicismo romano. En la actualidad algunos aceptan la propuesta surgida del Concilio de Trento y otros la rechazan.

Los padres apostólicos y los apologistas sostuvieron la autoridad de "Sóla Scriptura."

El punto de vista promovido por el concilio de Trento estaba en directa contradicción con lo que creía y practicaba la Iglesia Primitiva. La Iglesia Primitiva siempre sostuvo el principio de "Sóla Scriptura." Sostenía que todas las doctrinas deberían ser sometidas a la prueba de las Escrituras y si la doctrina no lograba pasar el examen, entonces debería ser rechazada.

Los padres de la Iglesia Primitiva (Ignacio, Policarpo, Clemente, La Didáctica y Bernabé) enseñaron doctrina y defendieron el cristianismo en contra de las herejías. Al hacer esto, su única fuente de autoridad fueron las Escrituras. En sus escritos, se hacía sentir, literalmente, el espíritu del Antiguo y Nuevo Testamento. En los escritos de los apologistas, tales como Justino Mártir y Atenágoras, se puede encontrar el mismo principio. En ninguno de estos escritos, los autores apelan a la tradición como un instrumento separado e independiente de revelación.

Irenéo y Tertuliano mantuvieron la autoridad de Sóla Scriptura.

Es con los escritos de Irenéo y Tertuliano, en la segunda mitad del siglo segundo, cuando encontramos, por primera vez, el concepto de Tradición Apostólica (supuestamente la tradición heredada a la Iglesia por los apóstoles en forma oral). La palabra "tradición" simplemente significa enseñanza. Irenéo y Tertuliano enfatizaron que todas las enseñanzas de los obispos fueron generalmente entregadas verbalmente y estuvieron arraigadas en las Escrituras y que podían ser probadas por los Escritos impresos.

Ambos maestros proporcionan el contenido doctrinal real de la Tradición Apostólica que fue predicada en las Iglesias. A partir de eso podemos claramente ver que toda la doctrina era extraída de las Escrituras. No existe doctrina a la que ellos se refieran como tradición apóstolica que no estuviera bien fundada en las Escrituras.

En otras palabras, la Tradición Apostólica, definida por Irenéo y Tertuliano es simplemente la enseñanza de las Escrituras. Fue Irenéo quien estableció que mientras los apóstoles predicaron oralmente en un principio, sus enseñanzas fueron más tarde sometidas a la autoridad de lo registrado en las Escrituras. A partir de entonces, las Escrituras se han convertido en el pilar y la norma de la fe de la Iglesia. La declaración exacta es como sigue:

"De nadie más hemos conocido el plan de nuestra salvación, que de aquellos a través de los cuales el evangelio ha llegado hasta nosotros, los cuales en su tiempo predicaron en público, y en tiempos más recientes, por la voluntad de Dios, nos han dejado las Escrituras, para que sean la raíz y el pilar de nuestra fe". [1]

La Tradición, en referencia a la proclamación oral, tal como la predicación o la enseñanza, era vista primordialmente como una presentación oral de la verdad extraída de La Escritura, codificando la verdad bíblica en una expresión de credo. En los escritos de Irenéo o Tertuliano no se hace ninguna apelación a la tradición en asuntos de doctrina que no estén bien fundadas en las Escrituras.

Por el contrario, estos hombres tuvieron que luchar en contra de los agnósticos, quienes fueron los primeros en aseverar y enseñar que ellos poseían una Tradición Oral Apostólica la cual operaba independientemente de las Sagradas Escrituras. Irenéo y Tertuliano rechazaron esas pretensiones y apelaron únicamente a las Escrituras para la proclamación y defensa de la doctrina. La historiadora de la Iglesia, Ellen Flessman-van Leer confirma este hecho:

"Para Tertuliano, las Escrituras son el único medio de refutar o validar una doctrina en cuanto a su contenido. Para Irenéo, con toda certidumbre, la doctrina de la Iglesia nunca es simple tradición. Por el contrario, la noción de que pueda existir alguna verdad transmitida exclusivamente de "viva voce" (oralmente) corresponde a la línea de pensamiento de los gnósticos… Si Irenéo quiere probar la verdad de una doctrina, materialmente acude a las Escrituras, porque a través de ellas, las enseñanzas de los apóstoles son asequibles objetivamente. La prueba de la tradición y la Escritura sirve para uno y el mismo fin: identificar las enseñanzas de la Iglesia como las enseñanzas apostólicas originales. La primera establece que la enseñanza de la iglesia son éstas enseñanzas apostólicas." [2]

La Biblia siempre fue la autoridad máxima para la Iglesia Primitiva. Siempre fue suficiente y el árbitro oficial en todos los asuntos de verdad doctrinal, tal y como J.N.D. Kelly lo ha hecho notar:

"La más clara muestra de prestigio que posean las Escrituras, es el hecho de que si todos los esfuerzos teológicos de los Padres de la Iglesia han sido polémicos o constructivos en sus fines, siempre han sido dirigidos a la exposición de la Biblia. Además, de todos era bien sabido que, para que cualquier doctrina obtuviera aceptación, primero tenía que establecer su base doctrinal." [3]

Heiko Oberman comenta acerca de la relación entre la Escritura y la tradición en la Iglesia Primitiva:

"La Escritura y la tradición en ningún sentido fueron mutuamente exclusivas: Kerigma (el mensaje del evangelio), la Escritura y la tradición coinciden enteramente. La Iglesia predicó el Kerigma, el cual se encuentra en su totalidad, en forma escrita en los libros canónicos. La tradición no fue entendida como una adición al Kerigma contenido en la Escritura, sino como una manera de retransmitir el mismo Kerigma en forma viva; en otras palabras, todo tenía que ser confirmado por la Escritura, y a la vez todo era una tradición viviente." [4]

Cirilo de Jerusalén se aferró a "Sóla Scriptura"

El hecho de que la Iglesia Primitiva fuera fiel al principio de "Sóla Scriptura" está claramente determinado en los escritos de Cirilo de Jerusalén (el obispo de Jerusalén en la mitad del siglo IV). El es el autor de lo que se conoce como las Conferencias Catequistas. Esta obra consiste en una extensa serie de conferencias ofrecidas a los nuevos creyentes, exponiendo la doctrina principal de la fe. Se trata de una explicación completa de la fe de la Iglesia en su tiempo. Sus enseñanzas están absolutamente basadas en la Escritura. El caso es que en la totalidad de las conferencias, no hay ni una apelación en favor de una tradición oral que sea independiente de las Escrituras.

Establece, en términos explícitos, que si el mismo presentara algún tipo de enseñanza a los catecúmenos, la cual no pudiera ser validada por las Escrituras, ellos deberían rechazarla. Esto confirma que su autoridad como obispo estaba sujeta a su aceptación de lo plasmado en las Escrituras, para cada una de sus enseñanzas. Los siguientes fragmentos de sus conferencias son representativos de que sus enseñanzas estaban basadas en la autoridad de la Escritura.

"Que este celo siempre permanezca en tu mente, el cual ahora, a manera de resumen, ha sido colocado en vuestras cabezas; y si el Señor lo permite, de aquí en adelante, será enarbolado de acuerdo con nuestras fuerzas, con prueba de las Escrituras. Porque, en cuanto a los divinos y sagrados misterios de la fe, es nuestro deber no hacer ni la más pequeña aseveración sin someterla a las Sagradas Escrituras, ni ser desviados por meras posibilidades y artificios de argumentos. Entonces no me crean por cuanto les digo estas cosas, a menos que lo que oigan esté bien reforzado por las pruebas de las Sagradas Escrituras en todo lo que se les presente; porque esta salvación, la cual tenemos por la fe, no es el resultado de razonamientos ingeniosos, sino por la prueba de las Sagradas Escrituras". [5]

"Pero mientras avanzas en aquello que estudias y profesas, toma y aférrate sólo a esa fe. la cual la Iglesia te enseña y que ha sido basada en las Escrituras. Sin embargo, ya que no todos pueden tener acceso a las Escrituras, unos por ignorancia y otros por los afanes de la vida, lo cierto es que el conocimiento de las mismas queda fuera del alcance de ellos; así que, para que sus almas no perezcan por falta de instrucción, por medio de algunos Artículos de Fe, que son pocos, logramos entender toda la doctrina de la fe. Por eso, en un principio está bien recurrir a la memoria para los asuntos de la fe sólo escuchando las palabras, con la esperanza de que en el tiempo oportuno, puedas corroborar cada uno de estos Artículos de Fe por medio de las Sagradas Escrituras; pues los Artículos de Fe no fueron elaborados al antojo de los hombres, sino que los puntos más importantes han sido seleccionados de toda la Escritura. Y así, como la semilla de mostaza en su pequeño grano contiene muchas ramas, también esta fe, en pocas palabras ha desarrollado en su seno todo el conocimiento de la dedicación a Dios contenida en ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Así que, hermanos, retengan las tradiciones que ahora reciben y escríbanlas en las tablas de sus corazones." [6]

Por favor note que en el pasaje anterior, Cirilo establece que los catecúmenos deben recibir la tradición, y los exhorta a mantenerse en esas tradiciones, las cuales ahora están recibiendo. ¿De qué fuente se deriva está tradición? Está claro que la enseñanza o tradición, o revelación de Dios se deriva de La Escritura, la cual fue puesta en manos de los apóstoles y transferida a la Iglesia, y la que ahora sólo es asequible a través de "Sóla Scriptura." Es muy significativo que Cirilo de Jerusalén, quien está comunicando la totalidad de la fe a estos nuevos creyentes, no hace ninguna apelación a la tradición oral para apoyar a sus enseñanzas. La totalidad está firmemente arraigada en la Escritura y únicamente las Escrituras.

Gregorio de Nisa se aferró a la "Sóla Scriptura".

Gregorio de Nisa también enunció este principio. El estableció:

"La generalidad de los hombres aún fluctúan en sus opiniones, las cuales son tan equivocadas como numerosas. En cuanto a nosotros, si la filosofía ajena a las doctrinas judeo-cristianas, la cual trata metódicamente con todos estos puntos, fuera realmente adecuada para una demostración, con certeza sería superfluo añadir mayor discusión sobre el alma a esas especulaciones. Pero aunque esas especulaciones en cuanto al tema del alma, llegan tan lejos en la dirección de las supuestas conclusiones que satisfacen al pensador, nosotros no estamos autorizados a tomar tal licencia; no podemos tomar la libertad de aseverar algo solo porque satisface nuestro capricho. En cambio, nosotros hacemos que las Sagradas Escrituras sean la regla y la medida de cada postulado. Necesitamos fijar nuestros ojos en eso, y solo aprobar lo que armoniza la intención de las Escrituras." [7]

La Iglesia Primitiva Operaba Bajo La Base De "Sóla Scriptura".

Las citas anteriores son simplemente representaciones de la Iglesia de los primeros Padres en general. Cipriano, Orígenes, Hipólito, Atanasio, Firmilian y Agustín son sólo algunos de los que podrían ser citados como proponentes del principio de "Sóla Scriptura" agregados a los de Tertulian, Irenéo y Cirilo de Nisa. La Iglesia primitiva operaba bajo la base del principio de la "Sóla Scriptura". Este fue el principio que los reformadores buscaban restaurar a la Iglesia. El extremo uso de La Escritura por los Padres de la Iglesia Primitiva, desde sus inicios es observado en los siguientes hechos.

Irenéo: Conoció a Policarpo, quien fue discípulo del Apóstol Juan. Vivió entre el año 130 y 202 d.C. Citó veinticuatro de los veintisiete libros del Nuevo Testamento, tomando más de mil ochocientas citas del Nuevo Testamento.

Clemente de Alejandría: Vivió entre el año 150 y el 215 d. C. Citó todo los libros del N. T., con excepción de Filemón, Santiago y 2da. de Pedro. Usa un total de dos mil cuatrocientas citas del Nuevo Testamento.

Tertuliano: Vivió entre el año 160 y el 220 d. C. Citó siete mil doscientas veces el Nuevo Testamento.

Orígenes: Vivió del año 185 al 254 d. C. Fue el sucesor de Clemente de Alejandría en la Escuela de Catecúmenos en Alejandría. El citó aproximadamente dieciocho mil veces el Nuevo Testamento. Al final del siglo III, la totalidad del Nuevo Testamento podría ser reconstruido virtualmente a partir de los escritos de los padres de la Iglesia.

Prácticas y costumbres de la tradición apostólica oral

Es verdad que la Iglesia primitiva también ha sostenido el concepto de tradición en referencia a la costumbre y prácticas eclesiásticas. Se creía, frecuentemente, que tales prácticas habían sido heredadas de los apóstoles, aún cuando no podían ser necesariamente validadas por las Escrituras. Esta práctica, sin embargo, no involucraban la doctrina de la fe y frecuentemente eran contradictorios entre los diferentes segmentos de la Iglesia.

Un ejemplo de este se encuentra en los inicios del segundo siglo en la controversia sobre cuando celebrar la Resurrección. Algunas iglesias del Este la celebraban en días diferentes de aquellos del Oeste, pero cada una aseguraba que su práctica particular había sido heredada directamente de los apóstoles. En realidad, esto creó un conflicto entre el obispo de Roma, el cual exigía que los obispos del Este se sometieran a la práctica del Oeste. Ellos rehusaron, creyendo firmemente que estaban cumpliendo con la tradición apostólica.

¿Cuál es la correcta? No hay manera de determinar cual, si es que alguna en verdad tenía sus orígenes en los apóstoles. Es interesante, sin embargo, que uno de los proponentes del punto de vista del Este era Policarpo, quien fue un discípulo del Apóstol Juan. Existen otros ejemplos de este tipo en la historia de la Iglesia. Sólo porque un padre de la Iglesia determinado asegura que una práctica particular es de origen apostólico, no significa necesariamente que lo es; lo que significa es que él cree que sí lo es. Pero no existe ninguna manera de verificar si en realidad fue una tradición dejada por los Apóstoles.

Existen numerosas prácticas en las que la Iglesia primitiva participaba, las cuales se creían que eran de origen apostólico (enumeradas por Basilio el Grande), pero que nadie practica el día de hoy. Es claro, por lo tanto, que tales llamados a la tradición apostólica oral que se refiere a la costumbre y práctica no contienen significado alguno.

Los reclamos de la Iglesia Católica Romana a la tradición como autoridad, no son válidos.

La Iglesia Católica Romana establece que posee una tradición oral apostólica independiente de las Escrituras, la cual sujeta a todos los hombres. Este reclamo apela a la afirmación de San Pablo en II de Tesalonicenses 2:15: "Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra o por carta nuestra."

Roma asegura que basados en la enseñanza de Pablo en este pasaje, la enseñanza de "Sola Escritura" es falsa, puesto que él dejó enseñanzas a los Tesalonicenses en varias formas, oral y escritas. Sin embargo, lo interesante en tales aseveraciones es que los apologistas de la Iglesia Romana nunca documentan las doctrinas específicas a la que se refiere Pablo, las cuales ellos afirman que poseen, y a las cuales aseveran ellos, los hombres tienen la obligación de sujetarse. Desde los escritos de Francisco de Sales, a los escritos de Karl Keating y Robert Sungenis, existe una clara ausencia de documentación de tales doctrinas a las cuales el Apóstol Pablo se refiere.

Sungenis editó recientemente una obra en defensa de la posición de la Iglesia Católica Romana acerca de la tradición titulada No sólo por las Escrituras: se le considera como una refutación definitiva a las enseñanzas protestantes de "Sóla Scriptura". Su libro consta de 627 páginas. Ni una sola vez, en todo el libro, el autor define el contenido doctrinal de esta supuesta tradición apostólica que sujeta a todos los hombres. Aún así, se nos afirma que existe, que la Iglesia Católica Romana la posee, y todos estamos bajo la obligación de someternos a ella, porque sólo esta Iglesia posee la plenitud de la revelación de Dios de los apóstoles.

Lo que Sungenis y otros autores Católicos Romanos fallan en definir es el contenido y la doctrina específica de la supuesta tradición apostólica. La razón por la cual no lo revelan es simple y sencillamente porque no existe. Si tal tradición existiera y fuera de tal importancia, ¿por qué Cirilo de Jerusalén no lo mencionó en sus Conferencias Catequistas?

Desafiamos a cualquiera a proporcionar una lista de las doctrinas a las que supuestamente Pablo se refiere en II de Tesalonicenses 2:15 y que dice que ha proporcionado oralmente a los Tesalonicenses. La única revelación especial que el hombre posee hoy en día de Dios y que fue entregada a los apóstoles es la de las Sagradas Escrituras.

Esto era lo que creía y practicaba la Iglesia Primitiva. Este mismo principio fue al que se adhirieron los reformadores. Ellos buscaban restaurarlo a la Iglesia después de que la corrupción doctrinal se había infiltrado a través de la puerta de la tradición.

La enseñanza de un cuerpo separado de la revelación apostólica conocido como Tradición, que es oral en naturaleza, no fue originada en la Iglesia Cristiana, sino en el Gnosticismo. Fue un atentado de los gnósticos, quienes buscaban aumentar su autoridad afirmando que las Escrituras no eran suficientes. Ellos aseguraban que poseían la entera revelación apostólica porque tenían, no sólo la revelación escrita de los apóstoles en las Escrituras, sino también la tradición oral, además la clave para interpretar y entender esa revelación.

De la misma manera que los Padres de la Iglesia Primitiva repudiaron las enseñanzas y reclamos sostenidos por una dependencia exclusiva en la tradición, y apelaron a la autoridad de lo registrado en las Sagradas Escrituras, así también, debemos hacerlo nosotros.

"Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen" San Juan 10:27.

Más Información

¿Que enseña la Biblia acerca de "Sóla Scriptura", (es decir, la autoridad final de la Escritura)?

Notas

  1. Alexander Roberts y James Donaldson, editores, Ante-Nicene Fathers (Los Padres Ante-Niceno.) (Peabody: Hendriksen, 1995) Vol. 1, Irenaeus, "Against Heresies" ("En contra de las herejías") 3.1.1, p. 414. [up]

  2. Ellen Flessman-van Leer, Tradition and Scripture in the Early Church (La Escritura y la Tradición en la Iglesia Primitiva) (Assen: Van Gorcum, 1953) pp. 184, 133, 144. [up]

  3. J. N. D. Kelly, Early Christian Doctrines (Las Doctrinas Cristianas Primitivas) (San Francisco: Harper & Row, 1978), pp. 42, 46. [up]

  4. Heiko Oberman, The Harvest of Medieval Theology (La Cosecha de la Teología Medieval) (Cambridge: Harvard University, 1963), p. 366. [up]

  5. A Library of the Fathers of the Holy Catholic Church (Una Biblioteca de la Santa Iglesia Católica) (Oxford: Parker, 1845), "The Catechetical Lectures of S. Cyril" ("Las Conferencias Catequistas de San Cirilo") Lecture 4.17. [up]

  6. Ibid., Conferencia 5.12. [up]

  7. Philip Schaff y Henry Wace, editores, Nicene and Post-Nicene Fathers (Los Padres del Niceno y Post-Niceno) (Peabody: Hendriksen, 1995) Segunda Serie: Volume V, Gregorio de Nisa: Los Tratados Dogmáticos "On the Soul and the Resurrection" ("Sobre el Alma y la Resurrección"), p. 439. [up]

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Traducido por Rodrigo_Barrera@sil.org

Autor: William Webster.

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