¿Qué hay de nuevo en ChristianAnswers.Net?

La Última Confesión de San Patricio

Este es uno de los únicos dos documentos dejados por Patricio, y el cual tiene más de 1,500 años de antigüedad.

Yo, Patricio, un pecador, un simple campesino, el menos de los fieles y el más despreciable de los hombres, hijo del Decano Calpurnius, hijo de Potitus, un Presbítero, del condado de Bannaven Taburniae; el cual poseía una pequeña villa cerca de donde yo fui tomado cautivo. Yo tenía en ese tiempo cerca de diez y seis años. De hecho, yo no conocía al verdadero Dios; y me tomaron cautivo en Irlanda conjuntamente con miles de personas … porque estando alejados de Dios, no guardábamos sus preceptos, ni éramos obedientes a nuestros Presbíteros, que nos recordaban siempre la necesidad de nuestra salvación.

Y el Señor nos dejó sentir Su ira y nos dispersó en muchas naciones, hasta los confines de la tierra, donde yo, en mi pequeñez, ahora me encontraba entre extranjeros. Y allí el Señor me abrió la mente y me hizo darme cuenta de mi incredulidad, para que, ya tarde, yo pudiera recordar mis transgresiones y regresara con todo mi corazón al Señor, mi Dios, quien tuvo compasión de mi insignificancia y piedad de mi juventud e ignorancia. Y Él me veía aún antes de que yo le conociera, y antes de que yo aprendiera a ser prudente, o aún antes de que yo pudiera distinguir entre el bien y el mal, Él me protegió, y me consoló como un padre haría con su hijo.

Por lo tanto, por supuesto, yo no puedo quedarme callado, como tampoco sería prudente, ya que fueron muchos los favores, dones y gracia que el Señor me regaló en la tierra de mi cautividad.

Porque después de estar apartados de Dios, y de reconocerlo a Él, nuestra manera de recompensarlo es exaltándole y confesando Sus maravillas en toda nación bajo los cielos: Porque no hay otro Dios, ni antes ni después, ni existirá nunca, como Dios el Padre, increado y sin principio, en el cual todas las cosas se iniciaron, que son todas las cosas, como hemos sido enseñados; y su Hijo Jesucristo, quien manifestado, siempre ha existido conjuntamente con el Padre, desde antes de la fundación del mundo, en un mismo Espíritu con el Padre, indescriptiblemente increado antes de todas las cosas, y toda cosa visible e invisible fueron creadas por El.

Él se hizo hombre, conquistando a la muerte, y fue recibido en los Cielos, por el Padre que le dio todo poder sobre cada nombre en el Cielo, y en la Tierra, y en el Infierno, para que toda lengua confesare que Jesucristo es el Señor y Dios, en quien nosotros creemos. Y nosotros esperamos su inminente regreso de nuevo, a juzgar a los vivos y a los muertos, quienes rendirán cuenta de sí mismos, de acuerdo a sus obras.

Y Él derramó Su Espíritu Santo en nosotros en abundancia, el regalo y el pacto de inmortalidad, el cual convierte al creyente y al obediente en hijos de Dios y coherederos con Cristo, el cual nos es revelado, y alabamos a un Dios de nombre Santo en laTrinidad. Él mismo dijo a través de su Profeta:

'Clama a mi en el día de tu prueba; Yo te responderé, y tu me glorificarás.' Y, de nuevo: 'Es correcto revelar y publicar en las naciones las obras de Dios.'

Yo soy imperfecto en muchas maneras, sin embargo, yo quiero que mis hijos y hermanos conozcan de mi naturaleza para que ellos puedan percibir el deseo de mi alma. No soy ignorante de lo que se dice de mi Señor en el Salmo:

'Tu destruyes a aquellos que hablan mentiras.' Y de nuevo: 'Una boca mentirosa habla de muerte al alma.'

Y de la misma forma, el Señor dice en el Evangelio:

En el día del juicio los hombres deberán dar cuenta de cada palabra hablada.'

Así que yo tengo un gran temor, con terror y temblor, de este juicio en el día en que nadie se podrá apartar o esconder, pero más bien, todos y cada uno deberá rendir cuenta de hasta el más pequeño de nuestros pecados ante el Trono de Juicio de Cristo el Señor.

Y, por lo tanto, por algún tiempo, yo he pensado en escribir, pero lo había dudado hasta ahora, porque realmente, yo tenía miedo de exponerme al criticismo de los hombres, porque yo no he estudiado como los otros, quienes han asimilado igualmente tanto las Leyes como las Sagradas Escrituras, y nunca han cambiado el lenguaje adquirido desde su infancia, y que, al contrario, están siempre aprendiéndola hasta la perfección, mientras que mi idioma y lenguaje ha sido traducido a una lengua extranjera.

Así que es fácil de probar, con un ejemplo de mis escritos, mi habilidad en la retórica y la extensión de mis conocimientos y preparación, porque así como se dice: 'la sabiduría se reconoce por el lenguaje, y por el entendimiento, y por el conocimiento y por el aprendizaje de la verdad.' Pero porqué hacer excusas de lo que está tan cerca de la verdad, especialmente cuando yo ahora estoy presumiendo al tratar de obtener en mi vieja edad lo que yo no aprendí en mi juventud porque mis pecados me apartaron de ejecutar lo que yo mismo había leído?

Pero quien me creerá, aún cuando yo lo repita de nuevo? Era yo un hombre joven, casi un lampiño niño, cuando fui tomado cautivo antes de que pudiera saber lo que quería o cuál era mi habilidad. Así que, consecuentemente, hoy yo me siento avergonzado y temeroso de exponer mi ignorancia, a causa de mi [falta de] elocuencia, con sólo un poco de vocabulario, yo me veo imposibilitado de explicar como lo desea el espíritu y como el alma y la mente me lo piden. Si se me hubiera dado a mí, como a los demás, en gratitud, yo no me hubiera mantenido callado, y si pareciera que yo me pongo delante de otros, con mi ignorancia y mi lento hablar, en verdad, escrito está:

'La lengua de los que los tartamudos hablarán rápidamente y claramente.'

Cuánto más nosotros debemos de tratar de obtenerlo, nosotros de quien se dice que:

'Ustedes son la epístola de Cristo, el mensaje de salvación para los confines de la tierra…escrita en sus corazones, no con tinta, más con el Espíritu del Dios vivo.’

Y de nuevo, el Espíritu evidenció que la vida rústica fue creada por el Supremo. Yo soy, antes que nada, un hombre de pueblo, un exiliado, evidentemente sin educación, uno que no puede ver hacia el futuro, pero que sabe con certeza, que antes de que fuera humillado yo era como una piedra en el fondo cenagoso de un lago, y Él, que es el Todopoderoso, en Su misericordia, me levantó y me puso en el tope de la pared. Y desde allí yo debería gritar de gratitud al Señor por sus grandes favores en este mundo y por la eternidad, aquello que la mente del hombre no puede medir.

Por lo tanto, sean maravillados, ustedes los grandes y pequeños que temen al Señor, ustedes hombres de Dios, los elocuentes predicadores, escuchen y vean. Quién fue el que me convocó a mi, un tonto, de en medio de los que parecen sabios y doctos en la ley y poderosos en la retórica y en todas las cosas? Yo, un completo tonto en este mundo, Él me inspiró delante de otros para que yo fuera—si yo pudiera—para que, con temor y reverencia, y fidelidad, sin quejarme, fuera hacia las personas a quienes el amor de Cristo me ha traído, aquellos que Él me dio en vida—si yo permaneciera digno—para servirlos en verdad y con humildad.

De acuerdo, por lo tanto, en la medida de nuestra fe en la Trinidad, uno pueda proceder, sin temor al peligro, hacer saber el regalo de Dios y su eterna consolación, llevar el nombre de Dios por todo el mundo con confianza y sin temor, con el fin de dejar, después de mi muerte, los fundamentos para mis hermanos y los miles de hijos que yo bauticé en el Señor. Y yo no era digno, como tampoco era alguien para que el Señor le entregara a este humilde servidor este favor, y que luego de grandes pruebas y tribulaciones, luego de mi cautividad, después de muchos años, Él me haya favorecido tanto con estas personas, algo que en el tiempo de mi juventud yo nunca esperé o imaginé.

Pero después de que yo llegara a Irlanda, donde yo antes pastoreaba y oraba muchas veces al día, más y más en amor de Dios, y mi temor y fe en Él crecía, y mi espíritu se movió de tal manera que en un día [yo digo] oraba yo de una a cien oraciones, y en la noche un número igual; permanecía fuera en los bosques y en las montañas, y me despertaba antes de la salida del sol para orar en la nieve, en el frío, en la lluvia, y no me enfermaba ni sentía flojera, porque, como lo veo, el Espíritu en mí me quemaba en esos momentos.

Y fue allí, por supuesto, que una noche en mis sueños, yo oí una voz que me decía:

'Estaría bien que ayunaras. Pronto saldrás para tu ciudad natal.'

Y de nuevo, un poco tiempo después, oí a una voz profetizando:

'Escucha !, he aquí que tu embarcación está lista.'

Y ésta no estaba cerca, pero si como resultó ser, estaba a doscientas millas de distancia, en un lugar donde yo nunca había estado o donde no conocía a ninguna persona. Y un poco tiempo después, tomé una dirección contraria y escapé del hombre con el cual había estado por seis años, y vine, por el poder de Dios quien dirigió mi ruta a mi favor (y yo no tenía miedo de nada), hasta que llegué a esa embarcación. Y en el mismo día que yo llegué, el barco partía del lugar, y yo digo que no tenía conmigo los recursos para embarcarme con ellos; y el contramaestre se puso furioso y contestó:

'De ninguna forma intentes embarcarte con nosotros.'

Oyendo esto yo los dejé y fui a la choza en donde yo me quedaba, y en el camino yo empecé a orar, y antes de que terminara la oración yo oí a uno de ellos gritando detrás de mi:

'Ven rápido porque los hombres te están llamando.'

E inmediatamente yo me devolví y fui hacia ellos y ellos me dijeron:

'Ven, porque te vamos a admitir de buena fe; haz amistad con nosotros en la forma que tu quieras.'

(Y así, en ese día, yo me rehusé a seguir el juego a estos hombres por temor a Dios, pero, sin embargo, esperanzado de que ellos vinieran a la fe de Jesucristo, porque ellos eran bárbaros.) Y por esto yo continué con ellos, y nos echamos a la mar.

Y luego de tres días llegamos a tierra, y por veintiocho días recorrimos tierra no habitada, y la comida se acabó y el hambre los sobrecogió; y un día el contramaestre dijo:

'Porqué es esto, Cristiano? Tu dices que tu Dios es grande y todopoderoso; entonces porque no puedes tu orar por nosotros? Nosotros que vamos a morir de hambre; y que nunca más veremos otra vez una cara humana.'

De hecho, yo les dije, confiado: 'Conviértanse por fe con todo su corazón a mi Señor Dios, porque nada es imposible para Él, para que hoy Él les envíe comida en su camino, hasta que se sacien, porque en todo lugar Él es abundante.'

Y con la ayuda de Dios esto sucedió; y, escuchad, una manada de cerdos salvajes aparecieron en el camino ante nuestros ojos, y los hombres mataron a muchos de ellos, y permaneciendo allí por dos noches, engordaron y fueron restaurados, ya que muchos de ellos se habían desmayado y hubieran sido dejados por muertos al lado del camino. Y luego de esto ellos le dieron las gracias a Dios, y yo fui estimado ante sus ojos, y a partir de ese día ellos encontraron alimento abundantemente. Ellos descubrieron miel salvaje, además, y ellos me ofrecieron una parte, y uno de ellos dijo: 'Es una ofrenda de sacrificio.' Gracias a Dios, yo no provee nada de esta.

Esa misma noche, mientras dormía, Satanás me atacó violentamente, de forma tal que yo lo recordaré mientras yo permanezca en este cuerpo; y cayó sobre mí como si fuera una gran roca, y ninguno de mis brazos o piernas tuvo fuerza. Pero de dónde me salió a mi, ignorante en el espíritu, llamar a 'Eliseo'? Y mientras yo veía al sol subiendo en el cielo, y mientras yo gritaba ‘Eliseo, Eliseo’ con todas mis fuerzas, entonces, la brillante luz del sol cayó sobre mi e inmediatamente me liberó de todo este peso; y yo creo que fui asistido por Cristo mi Dios, y que su Espíritu estaba clamando por mi, y yo espero que así sea en el día de mi aflicción, así como está escrito en el Evangelio:

'En esa hora, el Señor declara, 'no eres tu quien habla más el Espíritu de tu Padre que habla dentro de ti.'

Y en una segunda ocasión, luego de muchos años, yo fui tomado cautivo. En la primera noche yo permanecí con mis captores, pero yo pude oír una profecía divina que me decía: 'Permanecerás con ellos dos meses’. Así fue que sucedió. En el dieciseisavo día, el Señor me separó de sus manos. En el camino Él nos proveyó de alimento, fuego y un clima seco cada día, hasta el décimo día que nos encontramos con personas. Como lo mencioné antes, habíamos recorrido a través de terreno inhabitado durante veintiocho días, y de hecho, la noche que nos encontramos con personas, no teníamos ya comida.

Y después de muchos años, yo estaba de Nuevo en Britania con mis padres y [hermanos], y ellos me recibieron como un hijo, y me pidieron, en fe, que luego de las grandes tribulaciones que yo había experimentado, que no me fuera de su lado nunca más. Y, por supuesto, allí, en una visión en la noche, yo pude ver a un hombre que se llamaba Victoricus viniendo como si fuera de Irlanda, con innumerables cartas, y el me dio una de ellas a mi, y yo pude leer el principio de la carta: 'La Voz del Irlandés', y mientras yo leía el inicio de la carta, yo sentí oír en ese momento la voz de aquellos que se encontraban en el bosque de Foclut, que está cerca del Mar Occidental, y ellos estaban clamando a una sola voz:

'Te rogamos, juventud santa, que vengas y camines de nuevo entre nosotros.'

Y sentí un aguijón en mi corazón que me impidió seguir leyendo, y entonces me desperté. Gracias a Dios, porque después de muchos años, el Señor les oyó y les concedió según su clamor.

Y otra noche – Dios sabe, yo no lo sé, si dentro de mi o al lado de mi – ellos me llamaron claramente con palabras que yo oí pero que no pude entender, excepto al final de la oración, que se podía interpretar como:

'Él quien dio Su vida por ti, Él es quien habla dentro de ti.'

Y por lo tanto yo me desperté, en gozo.

Y en una segunda ocasión yo lo pude ver a Él orando dentro de mi, y era como si fuera, dentro de mi propio cuerpo, y yo le oí a Él por encima de mi – esto es, sobre mi ser interior. Él estaba orando poderosamente con suspiros. Y en el curso de esto yo estaba asombrado y me preguntaba, y pensaba quien sería aquel que estaba orando dentro de mí. Pero al final de la oración, me fue revelado que este era el Espíritu. Y así me desperté y recordé las palabras del Apóstol:

'De la misma forma el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque nosotros no sabemos orar como es debido. Pero el Espíritu Mismo intercede por nosotros con suspiros demasiados profundos como para ser pronunciados.' Y de nuevo: 'El Señor nuestro abogado intercede por nosotros.'

Y entonces yo fui atacado por un gran número de mis hermanos más viejos que yo, quienes trajeron mis pecados para protestar en contra de mi arduo trabajo en el episcopado.

Ese día en particular yo estaba muy trastornado, y pudiera haber claudicado aquí para siempre; pero el Señor generosamente me apartó, un convertido, y un extranjero, para la gloria de Su nombre, y Él vino con poder a mi rescate en el momento en que me avasallaban. Yo ruego a Dios que no sea esto tomado en su contra como un pecado que yo me sintiera en esos momentos avergonzado y escandalizado. Ellos trajeron contra mí un episodio que yo había confesado hacía treinta años antes de ser ordenado como Decano. A causa de la ansiedad en mi adolorida mente, yo le confesé a mi mejor amigo lo que yo había hecho un día – no, realmente en una hora – en mi juventud, porque no estaba todavía a prueba de pecado.

Dios sabe – yo no – si yo, con sólo quince años, no creía en el Dios vivo, como tampoco hubiera creído, desde mi infancia; pero yo estaba muerto y fui un no creyente hasta que fui severamente reprendido, y en verdad fui humillado cada día por el hambre y la desnudez. Por la otra parte, no procedí a llegar hacia Irlanda por mi propia cuenta hasta que me estaba dando por vencido, pero a través de esto, fui corregido por el Señor, y Él me preparó para que hoy lo que una vez me separó de Él, de forma que yo tuviera el cuidado de – o sea, para que yo me preocupara por – la salvación de otros, cuando al mismo tiempo, todavía, yo sólo me preocupaba de mi mismo.

Por lo tanto, en ese día, cuando yo fui reprendido, como yo acabo de decir, yo pude ver en una visión de noche una carta delante de mi, sin honor, y mientras yo oí una divina profecía, que me decía:

'Hemos visto con desagrado la cara del elegido siendo desvestido de [su buen] nombre.' Y Él no dijo 'Tu has visto con desagrado', pero 'Hemos visto con desagrado' (como si Él se incluyera a Si mismo).

Él dijo entonces:

'El que te toque a ti, toca la niña de mi ojo.'

Por esa razón, yo le doy gracias a Él quien me fortaleció en todas las cosas, para que yo no fuera dañado en mis caminos como en mi labor, los cuales aprendí de mi Cristo, mi Señor; y más, en esos momentos, yo sentí, dentro de mi, una gran fuerza, con la cual vindicar mi fe delante de Dios y de los hombres.

Y, por lo tanto, digo audazmente que mi conciencia está clara de aquí en lo adelante. Dios es mi testigo de que yo no he mentido al decirles estas palabras a ustedes. Pero sí de que estoy afligido a causa de mi mejor amigo, debido al cual nos hemos merecido oír tal profecía. Aquel al cual yo le confié mi alma¡ Y yo me enteré a través de un gran número de hermanos en la fe, antes de que el caso se formara sin contar conmigo (ya que no estaba presente, como tampoco me encontraba en Britania, como tampoco pudo ser defendida por mi), de que en mi ausencia, Él pelearía en mi nombre.

Como sea, él me lo dijo él mismo: 'Ves, el rango de Obispo es para ti'—del cual yo no era merecedor. Pero cómo este cargo llegó a él, poco tiempo después, para deshonrarme públicamente, en la presencia de todos, buenos y malos, porque previamente, alegremente y por su propia voluntad, el me perdonó, como hizo el Señor, quien es el mayor de todos? Yo ya he dicho bastante.

Pero como sea, yo no debería esconder los dones de Dios que Él impartió en nosotros en la tierra de mi cautividad, porque entonces yo lo busqué con ahínco, y yo lo encontré a Él allí, y Él me preservó de todo lo malo (como yo creo) a través de vivir Su Espíritu en mi, quien trabaja en mi hasta el día de hoy. De nuevo, audazmente, pero Dios lo sabe, si esto se me hubiera dejado saber de parte de un hombre, yo pudiera, quizás, haberme mantenido en silencio por el amor de Cristo.

Así que yo le doy incansables gracias a Dios que me mantuvo fiel en el día de mi tentación, de modo que hoy yo pueda confiadamente ofrecer mi alma como sacrificio vivo para Cristo mí Señor; quien soy yo, Señor? O, cual es mi llamado? Que Tú te aparecieras a mi en Tú gran divina cualidad, para que hoy entre los bárbaros yo pueda constantemente exaltarte y magnificar Tú nombre en cualquier lugar que yo me encuentre, y no sólo en momentos de buena fortuna, pero también en la aflicción?

Así que cualquier cosa que me acontezca, sea esta buena o mala, pueda yo aceptarla de igual manera, dándole las gracias a Dios quien me ha revelado que yo puedo confiar el Él, implícitamente y por toda la eternidad, y el cual me alentará para que yo, ignorante y en los últimos días, me atreva a emprender este trabajo maravilloso con devoción; para que pueda imitar a otros, a quienes, una vez, hace mucho tiempo, el Señor a preordenado como heraldos de Su Evangelio y como testigos suyos a todas las personas hasta los confines de la tierra.

Así que estamos viendo, y así se está cumpliendo; mirad, nosotros somos testigos ya que el Evangelio ha sido predicado en tan apartados lugares más allá de donde no habitan los hombres.

Pero es tedioso describir en detalle todos mis trabajos uno por uno. Yo les hablaré brevemente como el Santo Dios me libraba, muy frecuentemente, de la esclavitud, y de las doce pruebas con las cuales mi alma fue amenazada, de las trampas puestas por el hombre, también, y de las cosas que yo no puedo describir con palabras. Yo no puedo ofender a los lectores, pero yo tengo a Dios como testigo, el cual conoce todas las cosas, desde antes de que las mismas sucedan, que, a pesar de que yo era un pobre e ignorante animalito, aún así Él me dio suficiente advertencias a través de su divina profecía. De donde vino a mi esta sabiduría que no era la mía, yo que no sabía los números de los días como tampoco tenía el conocimiento de Dios? De dónde vino ese don tan grande y hermoso de saber amar a Dios, aún a costa de perder mi patria y mi familia?.

Y muchos dones me fueron ofrecidos con lloros y lagrimas, y yo los ofendí [a los dadores], y también me rebelé en contra de los deseos de un gran número de los ancianos; pero guiado por Dios, no estando de acuerdo con ellos, como tampoco me iba contrario a ellos, no por mi propia gracia sino por la de Dios quien es victorioso en mi y las soporta todas, de forma tal que pudiera yo venir con los Irlandeses a predicar el Evangelio y a soportar los insultos de los no creyentes, de que yo pudiera oír sobre los escándalos de mis viajes, y soportar muchas persecuciones al grado de llevarme a prisión; y para que yo pudiera entregar mi derecho de nacimiento para el beneficio de otros, y como si yo fuera merecedor, yo estoy listo [a dar] hasta mi vida sin vacilar; y más dispuesto aún, por la gloria de Su nombre. Y yo elegí dedicarme a Él hasta en la muerte, si Dios me lo concede a mi.

Yo soy un gran deudor de Dios, ya que Él me regaló tanta gracia, que a través de mi muchas personas renazcan en Dios, y luego de que sean confirmadas, y que el clero sea ordenado por todo lugar por ellos, las masas se conviertan, aquellos a quienes el Señor eligió desde los confines de la tierra, como Él una vez prometió a través de Su profetas:

'A ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra, y dirán: ‘Nuestros padres no han heredado más que mentiras, cosas sin valor en las cuales no hay ganancia.’ Y de nuevo: ’Ýo te he enviado a ser luz para los Gentiles para que tu lleves el mensaje de salvación hasta los confines de la tierra.'

Y yo deseo esperar entonces por Su promesa, la cual siempre se cumple, de la misma forma que nos fue prometido en el Evangelio:

'Muchos vendrán desde el Este y el Oeste y se sentarán en la mesa con Abraham, Isaac y Jacob.'

Así como nosotros creemos que los creyentes vendrán de todas partes, por esa misma razón, uno debe de pescar bien y diligentemente, de la forma en que el Señor nos dice y enseña, diciendo:

'Sígueme y Yo los haré pescadores de hombres,' y de nuevo, a través de sus profetas: 'Mirad, Yo estoy enviando muchos peces y cazadores, dice el Señor,' etcetera.

Así que debemos de tirar nuestras redes, para que una gran multitud y cosecha le sea presentada al Señor, y para que hayan sacerdotes en todas partes que bauticen y exhorten a las personas necesitadas, tal como el Señor dice en el Evangelio, amonestando e instruyendo:

'Ve y haz discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolos a observar todo aquello que Yo te he enseñado; y recuerda, Yo estoy contigo hasta el fin de los tiempos.' Y de nuevo, Él dice: 'Id a todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero aquel que no crea, será condenado.'

Y de nuevo: 'Este Evangelio del Reino deberá ser predicado a través de todo el mundo como testigo en todas las naciones; y entonces el fin del mundo vendrá.'

Y de la misma forma el Señor nos deja saber a través de su profeta:

'Y pasará que en los últimos días (dice el Señor) Yo derramaré Mi Espíritu en toda carne, y tus hijos e hijas profetizarán, y tus jóvenes verán visiones, y tus ancianos tendrán sueños; Si, así dice el Señor, y sobre mis siervos y siervas en estos días yo derramaré Mi Espíritu y ellos profetizarán.'

Y en Oseas, Él dice:

'Aquellos que no son Mi pueblo, Yo llamaré mi pueblo, y aquellos que no son amados, Yo los llamaré amados, y en el mismo lugar que les fue dicho a ellos, ustedes no son mi pueblo, ellos serán llamados 'Hijos del Dios Vivo'.

Así que, cómo es que en Irlanda, donde no existía el conocimiento de Dios, pero que siempre, hasta ahora, adoraban ídolos y cosas impuras, ellos en estos tiempos se están convirtiendo en creyentes y están siendo llamados hijos de Dios; los hijos de los Irlandeses [Scotti] y las hijas de los caciques son ahora monjes y vírgenes de Cristo.

Y existió, de igual forma, una hermosa, bendecida, nacida de nobleza Irlandesa [Scotta], dama de edad madura a quien yo bauticé, y que pocos días más tarde tuvo la necesidad de venir a mi para confesarme en intimidad de que ella había recibido una profecía de un divino mensajero [quien] le aconsejó que ella debía de convertirse en una virgen de Cristo y así estar más cerca de Dios.

Gracias a Dios, porque seis días más tarde, oportunamente y con rapidez, ella siguió el camino que todas las vírgenes de Dios toman, no con el consentimiento de sus padres más, soportando la persecución y contrariedades impuestas por sus propios padres. A pesar de esto, el número crece cada día (no sabemos el número de ellas que así son nacidas de nuevo) aparte de las viudas, y aquellas que practican la auto-negación. Aquellas que son mantenidas en esclavitud son las que más sufren. Ellas soportan el terror y constantes amenazas, pero el Señor les ha dado gracia a muchas de sus siervas, porque aún cuando a ellas les está prohibido, ellas resolutamente siguen Su ejemplo.

Así que aún cuando yo desee separarme de ellas para poder ir a Britania, y aún cuando con gusto yo pudiera prepararme para regresar a mi tierra natal y a mis hermanos – y no sólo allí, pero llegar tan lejos como a Gaul para visitar a mis hermanos allí, para yo poder ver las caras de los santos de mi Señor, Dios sabe que mucho yo deseo esto – estoy atado por el Espíritu quien me ha dicho que si yo hiciera esto Él me marcaría como culpable, y yo tengo miedo de perder la labor que yo he comenzado, y no yo, pero Cristo el Señor, quien me ha instruido venir a estar con ellas por el resto de mis días, si el Señor desea y me protege de todo mal, para que yo no peque delante de Él.

Así que yo confío en que yo hice lo que debía hacer, pero no confío en mi mismo mientras esté en este cuerpo mortal, porque este es fuerte y se esfuerza cada día queriéndome librarme de la fe y de mi santidad a la cual aspiro hasta el final de mis días por Cristo mi Señor, pero la carne hostil está siempre arrastrando a uno hacia la muerte, o sea, a las atracciones en contra de la ley, y yo se, en parte porque yo no pude llevar una vida perfecta como otros creyentes, pero yo lo confieso a mi Dios y no me ruborizo ante Su presencia, porque yo no miento; desde el tiempo cuando yo le conocí en mi juventud, el amor de Dios y el temor a Él ha incrementado en mi, y hasta ahora, con el favor de Dios, yo he mantenido la fe.

Es más, dejen a cualquiera reírse y ser tentado si él lo desea. Yo no me puedo quedar en silencio, como tampoco esconder las señales y maravillas que me fueron mostradas por el Señor muchos años antes de que estas sucedieran, [Él] quien conoce todo, desde antes de la fundación del mundo. Por lo que, yo debo dar gracias sin cesar a Dios, quien frecuentemente perdonó mi locura y mi negligencia, en más de una ocasión, para de ese modo no tener que demostrarme Su ira, y me designó a Su servicio, y yo no acepté fácilmente lo que se me había revelado, como el Espíritu me demandaba, y el Señor se compadeció de mi miles y miles de veces, porque el vio en mi que yo estaba preparado, pero que yo ignoraba qué debía hacer a consecuencia de mi particular situación, porque muchos estaban tratando de prevenir la misión a mi encomendada.

Ellos hablaban entre ellos, detrás de mi espalda, y decían: 'Porqué este hombre se lanza al peligro entre los enemigos que no conocen a Dios?' No salido de un pensamiento malicioso, más de su ignorancia a la bendición que brinda el mismo; de la misma forma, como yo puedo testificar, ellos percibieron mi simplicidad. Y yo no fui rápido en reconocer la gracia que estaba entonces en mi; yo ahora sé que yo debí hacer esto más temprano. Yo ahora lo pongo en conocimiento de mis hermanos y compañeros, quienes me han creído por lo que yo le había profetizado y todavía profetizo para fortalecer y reforzar su fe.

Yo sólo deseo que ustedes también se esforzasen más y mejor. Esto sería mi orgullo, porque ‘un hijo sabio es el orgullo de su padre’. Ustedes saben, como Dios sabe, cómo caminé entre ustedes en mi juventud en verdad y en sinceridad de corazón. Así como entre los hermanos con los cuales habité, les he enseñado a confiar y siempre le enseño a confiar. Dios sabe que nunca he engañado a ninguno de ellos, y tampoco lo he pensado, por el bien de Dios y de Su Iglesia, y menos los [he levantado] a perseguirse entre ellos y entre todos nosotros, y menos ha sido el nombre de Dios blasfemado a causa de mi persona, porque esta escrito: 'Maldito es el hombre a través del cual se ha blasfemado el nombre de Dios.'

Porque aunque soy un ignorante en todas las cosas, sin embargo, procuré salvar a algunos y a mi mismo. Y yo compartí con mis hermanos en Cristo y con las vírgenes de Cristo y con las santas mujeres que me daban ofrendas y regalos, ofrendas y regalos que yo no les solicitaba, o aquellos ornamentos que ellas acostumbraban arrojar en el altar. Y ellas se ofendían conmigo porque yo hacía esto. Pero, en la esperanza de la eternidad, yo me salvaguardaba de todas las cosas, para que no me robaran mi testimonio de servicio con ningún pretexto de falta de honradez, y para que yo no pudiera de ninguna forma, proveerle de una oportunidad de difamación o menosprecio por parte de los no creyentes.

Lo que es más, cuando yo bautizaba tantos miles de creyentes, esperé recibir de ellos aunque fuera medio penique o céntimo o media moneda (jot) de cualquiera de ellos ? [y si así fuera] Digánme, y yo se lo devolveré. Y cuando el Señor ordenó a sacerdotes en todas partes, los cuales mi humilde persona habían instruido y bautizado, y a los cuales yo libremente traspasé mis ministerios, si les pedí a ninguno de ellos tan siquiera el precio de un zapato, y sí así fuere, díganmelo a mi cara y yo se lo devolveré.

Es más, yo pasé tanto para que ellos me recibieran. Y yo caminé entre ustedes, y por todas partes por su salvación, bajo peligro, hasta las más lejanas regiones donde nadie había llegado antes, donde nadie habitaba, para bautizar, para ordenar cleros o para confirmar personas. Conscientemente y con gozo yo realicé todo este trabajo para llevarles el regalo de Dios para su salvación.

De tiempo en tiempo yo pagué recompensas a los reyes, así como hice algunos pagos a sus hijos, quienes viajaban conmigo; no importando esto, estos me atraparon con acompañantes, y ese día, ávidamente, me quisieron matar. Pero mi tiempo aún no había llegado. Y con todo, arremetieron con todo lo que pudieron encontrar contra nosotros, y me atacaron con hierro; y en el catorceavo día, el Señor me libró de su poder, y lo que ellos habían tomado de nosotros, nos fue devuelto en nombre de Dios a cuenta de los amigos indispensables con los que habíamos hecho amistad antes.

También tu conoces por experiencia cuánto yo le estaba pagando a aquellos que estaban administrando justicia en todas las regiones, las cuales yo visitaba frecuentemente. Yo estimo en verdad que yo les distribuí a ellos no menos que el precio de quince hombres, para que tú pudieras disfrutar de mi compañía y para yo poder disfrutar de la tuya, siempre, en el Señor. Yo no me arrepiento de esto, como tampoco lo estimo demasiado. Yo todavía estoy pagando y pagaré aún más.

El Señor tiene el poder para darme la gracia de que yo pueda sacrificarme, por el bien de sus almas. Cuidado, yo clamo a Dios como mi testigo sobre mi alma, de que no les miento; como tampoco le estuviera escribiendo a ustedes para que sea tomado como un hecho para alabar o del cual sentir orgullo, como tampoco espero ser honrado por ninguno de ustedes. Suficiente honor, el cual todavía no he podido ver, pero en el cual mi corazón confía plenamente, en Él, quien hizo la promesa, el cual es fiel; ya que Él nunca miente.

Pero yo veo que aún aquí y ahora, yo he sido exaltado más allá de la medida de Dios, y yo no era merecedor, para que Él me diera esta gracia, mientras yo sé con certeza que la pobreza y la simpleza me vienen mejor que la riqueza y las delicias (pero Cristo el Señor fue pobre por nuestra causa; yo ciertamente soy un desgraciado y desafortunado; aún cuando yo quisiera la riqueza, no tengo recursos, como tampoco estima de mi mismo, porque cada día espero ser asesinado o traicionado o reducido a esclavitud, si se presenta la oportunidad.

Pero no temo a nada, debido a las promesas del Cielo; ya que yo me he entregado en las Manos del Altísimo Dios, quien reina en todos lados. Como dice el profeta: 'Entrégale tus preocupaciones al Señor y Él te sostendrá.' Escuchen, ahora yo entrego mi alma al Señor quien es el más fiel y por el cual yo realicé mi misión en la más absoluta oscuridad, pero Él no hace diferencia de personas y El me eligió para Su servicio, para que yo fuera uno de los pequeños de Sus ministros. Y es por esta razón que yo debo devolverle todo lo que Él ha confiado en mi.

Pero que podría yo decir, o que podría yo prometerle a mi Dios, porque, yo sólo no puedo hacer nada a menos que El mismo lo haya confiado a mí. Pero permitirle buscar en mi corazón y en [mi] naturaleza, porque yo tengo hambre de ello, demasiado diría yo, y estoy listo para que El me deje beber de su cáliz, así como Él ha dejado a otros que le han amado. Por lo tanto, que nunca se me permita estar separado de mi Dios por su pueblo a quien El se ha ganado en estas remotas tierras. Yo oro al Señor que Él me de la perseverancia, y que Él me permita ser un testigo fiel para Su Gloria, hasta el momento de mi muerte.

Y si en cualquier momento yo no administro bien lo que mi Dios, a quien yo amo, me ha dado, yo le ruego a Él permitirme sacrificar mi sangre en Su nombre con los proselitas y los cautivos, aún si se me dejare sin enterrar, o aún si mi cuerpo fuera desmembrado por perros y por las bestias salvajes, o sean este devorado por las aves del aire, yo pienso, con seguridad, que aún cuando esto me suceda, yo habría salvado mi alma y mi cuerpo.

Porque más allá de toda duda, en aquel día, nosotros nos levantaremos hacia la brillantez del sol, o sea, en la Gloria de Cristo Jesús, nuestro Redentor, como hijos del Dios Viviente y coherederos conjuntamente con Cristo, hechos a Su imagen; porque nosotros reinaremos a través de El y por El y en El.

Porque el sol que vemos que se levanta cada mañana para nosotros según [Su] designio, pero que nunca reinará, así como tampoco su resplandor durará, pero que todos los que lo adoran serán llamados a juicio y a castigo. Nosotros, al contrario, no moriremos, porque no morirán aquellos que hicieron la voluntad de Cristo, pero quienes obedecieron por siempre, así como Cristo obedeció siempre, el cual reina con Dios el Padre Todopoderoso y con el Espíritu Santo antes de la fundación de los tiempos, y que es ahora por siempre y para siempre. Amen.

Manténganse atentos porque una y otra vez yo hablaré las palabras de mi confesión. Yo testifico en verdad y gozo de corazón ante Dios y Sus santos ángeles de que nunca tuve ninguna razón para, excepto por el Evangelio y sus promesas, de volver a aquella nación de la cual yo había escapado previamente con mucha dificultad.

Pero yo confío en aquellos que creen y temen a Dios, quienquiera que se digne examinar o recibir esta documentación, compuesta por el obviamente iletrado pecador Patricio en Irlanda, que nadie pueda referirse a mi ignorancia en los asuntos triviales que yo he podido alcanzar o que haya podido experimentar que le fueran agradables a Dios, los cuales deben ser aceptados y creídos ya que estos fueron un regalo de Dios.

Y esta es mi confesión antes de yo morir.

Autor: Patricio, el evangelista, según su traducción del Latín.

Nota del Editor: La fecha de muerte de Patricio, como tampoco la de su nacimiento se conocen con exactitud. La tradición nos dice que el 17 de Marzo (Día de San Patricio) es una de esas fechas, pero no existe ninguna documentación que pruebe este dato.

Aprenda más

Films for Christ - "Uso y Derecho de Autoría" página que le permite a ChristianAnswers.Net utilizar generosamente el contenido de esta página en los hogares, iglesias, escuelas y para testimonios personales.

Go to Films for Christ

ChristianAnswers.Net
Christian Answers Network
PO Box 1167
Marysville WA 98270-1167
USA

Go to index page Christian Answers home page
home page
directory
Christian Answers Network PAGINA PRINCIPAL y DIRECTORIO
Traducido por: Olga M. Viñas