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El celebrado conquistador, Timour el Tártaro, se vió una vez forzado a refugiarse de sus enemigos en un edificio en ruinas. Allí, se sentó solo por varias horas. Después de un buen rato, deseoso de distraer sus pensamientos de su desesperada situación, puso toda su atención en una hormiga que trataba de escalar una pared, cargando un grano de maíz, más grande que ella misma. Todos sus esfuerzos fueron en vano. Empesinada la hormiga, trataba una y otra vez de lograr su objetivo. Sin darse por vencida, regresó a su tarea, y Timour observó el grano caer al suelo 69 veces. Pero en el intento número setenta, la hormiga alcanzó la cima de la pared con su premio.” El conquistador, quien hasta en ese momento se sentía desesperado dijo: “Lo que observé me dió valor, y núnca he olvidado la lección que me enseñó”
No debemos de olvidarlo. Primero, debemos de asegurarnos que es algo que vale la pena hacer. Si lo es, y fracasamos, debemos de tratar una y otra vez perseverando hasta lograrlo. Si una hormiga no se da por vencida después de 69 intentos fracasados, ¿Cuándo debemos desalentarnos?
Extraido de Lessons from Nature for Youth (lecciones de la naturaleza para los jovenes)-Original: 1836-
Reprinted by WallBuilders, 1995. Provided by Films for Christ.
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